Corría el año 1974, quizás 1975, en una tarde calurosa, el Capitán de Cuartel del Acuartelamiento San Fernando de Sevilla, D. José Ramírez Palacios, nos daba una teórica de Formación Moral a la tropa del Batallón Motorizable del RIMIX. Soria nº 9… después de tantos años no recuerdo el tema, pero sí el final. Nos hablaba del Acto a los Caídos y el significado de las tres repeticiones, de las tres “Ave María”, nos comentó que él, cuando estaba presente durante esos actos, rezaba siempre esas oraciones repetidas en sus tres ocasiones; yo, desde aquel instante y hasta hoy, seguí y sigo esa enseñanza. Gracias mi Capitán, cuando supe de su fallecimiento le recé, además del Padre Nuestro que siempre rezo a los fallecidos, las tres Ave María que me enseñó.
Pero, ¿de dónde vienes esa tradición?
A pesar de la victoria de la Batalla de Ceriñola, el Gran Capitán pareció triste tras haber derrotado al Ejército francés, ejército también cristiano. Al contemplar el campo cubierto de cadáveres, ordenó dar tres toques de atención prolongados para que todos rezaran por los muertos. Es el origen del toque de oración.
“Oración de nuestro Ejército:
A LOS QUE DIERON SU VIDA POR ESPAÑA.
Lo demandó el honor y obedecieron,
los requirió el deber y lo acataron ;
con su sangre la empresa rubricaron,
con su esfuerzo la Patria engrandecieron.
Fueron grandes y fuertes, porque fueron
fieles al juramento que empeñaron.
Por eso, como valientes lucharon,
y como héroes murieron.
Por la Patria morir fue su destino,
querer a España, su pasión eterna,
servir en los Ejércitos, su vocación y sino.
No quisieron servir a otra Bandera,
no quisieron andar otro camino,
no supieron vivir de otra manera.”
“Que el Señor de la vida y de la esperanza, fuente de salvación y paz eterna, les otorgue la vida que no acaba, en feliz recompensa por su entrega… ¡así sea!”